viernes, 16 de septiembre de 2011

Hoy va de anuncios




{LOS OTROS DíAS}


Hoy va de anuncios

A VECES les escribo a ustedes sobre televisión pese a no ser, ni mucho menos, el Rey del Mando. Y eso que viviendo como vivo solo -los más de mis días, que alguno no; quede claro, Mirandolina- podría convertirme en ello. Sin embargo me limito a poner películas, al final del día, cuando leer y escribir ya han dejado de ser un gozo.
Un gozo como el de los futbolistas que disfrutan con su profesión y que no por ello dejan de sufrir golpes, zancadillas, patadas e, incluso, lo qué son los tiempos, dedos introducidos en sus ojos, patadas en lo que discretamente llamaremos cajas de cambios... y por ahí a un lado y otro de sus anatomías e incluso de sus cerebros más o menos dotados para actividades que lo sean las propias; que igualmente claro. Cuando les hablo de televisión suelo referirme a los anuncios que desde ellas se expanden hasta nuestros cerebros, pero también a alguna que otra noticia o película emitida. Hoy va de anuncios.
Hay uno de una conocida marca de cerveza, nada mala por cierto, que está emitiendo una campaña publicitaria de la que no entendía nada. Me refiero a esa en que se afirma y conmina al espectador al convencimiento de que no hay que perder el sur, no hay que olvidarlo y hay que tenerlo muy presente considerando el hecho, hasta ahora incontrovertible, de que no hay dos hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho, sino y a partir de ahora otros dos, el de arriba y el de abajo, el del norte y el del sur.
Como lección de anatomía humana se me antojaba en exceso complicada y, si lo pensaba a partir de los convenios geográficos establecidos acerca de las coordenadas terrestres, me parecía disparatado y con ganas de buscarle al gato más pies de los que habitualmente tiene. Hoy recibo la explicación que les traslado por si pudiera parecerles de recibo. A mí se me antoja que sí, que sí lo es y tan campante.
Parece ser que otra cerveza, algo amarga y ácida, como a mí me gusta, gallega de nación y fermentada con lúpulo de esta tierra, está invadiendo las tierras que los árabes siguen llamando de Al-Andalus y poco menos que considerando propias, que todo se andará, al menos si se tienen en cuenta el enorme número de propiedades que ya en ella atesoran. La tal y digamos que cerveza nuestra, que ser es de quienes la embotellan y reparten, le está haciendo la cusca a la andaluza copándole gran parte de su mercado; de ahí las recomendaciones geográfico existenciales, cerebro situacionales, y otras melodías inductoras de esas melopeas cerveceras que, por mucho que quise comprobarlo siendo mozo, no obligan necesariamente que el que en ellas se aventure lo haga andando para atrás. En resumen, que si la Alpujarra granadina se repobló con gallegas gentes y si Sevilla fue tomada por tropas también gallegas -pregúntenles a Fernando III el Santo- ahora les enviamos nuestra cerveza que el pueblo, sabio casi siempre, acepta; mientras que la publicidad nos come el coco con problemas que se dirían cerebro vasculares pero que, si afinamos mucho, podríamos decir "vasales". 

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